Lo sé, es muy dramático comenzar un texto así, pero ya verás cómo se pone de bonito al pasar de los párrafos.
Entre aprendizaje, aventura y peregrinaje que este viaje ha sido (no sólo este viaje literal que estoy haciendo desde junio, sino de vida) me ha mostrado, a veces con notas amargas y muchas otras con mucha compasión; que no me estaba amando a mí misma.
Creo que de hecho no se trata siquiera de ser culpable, fui y soy responsable.
El amor siempre estuvo disponible y siempre estuvo dentro y a la vuelta de la esquina y en mis narices pero mi ego insistía en seguir buscándolo en donde sabía no estaba ¿por qué? Porque el inconsciente ya se había mal acostumbrado y generó de ahí el hábito de no amarse.
Esto de no amarse ha tenido muchas capas dentro de mí y me ha llevado a diferentes caras de mí, que no necesariamente reflejan o expresan quién soy en esencia pero quién aprendí a ser para sobrellevar la carencia de amor que creía tener.
Evidentemente el niño interior estaba muy golpeado y con toda la gratitud que cada ser de mi vida se merece, fue súper duro crecer en un contexto tan retador. Ausencia y negligencia emocional por parte de uno de los padres, falta de aceptación y reconocimiento por parte del otro padre, un contexto machista muy herido, una familia con muchos secretos intravenosos acumulados y recontrapasados. Mucha culpa, ira, resentimiento, una cultura que usa el bullying como mecanismo de defensa y de protección que lo que hace es agredir a la esencia. Era muy fácil sentirse víctima ¿no? Y claro que lo fui, pero aprendí a puntae’ golpes que sentirme víctima era sólo una percepción y una historia que quería contar de mi vida, o al menos fue lo que me quedó más fácil en su momento.
Y claro que mi amiga la Ira vivía dentro de mí y estuvo bien guardadita hasta el retorno de saturno en mi vida, toda clase de mierda salió y bueno, sigue saliendo: cada vez más sutil y delicada y con mucha compasión pero siempre hay cositas por ahí y ni siquiera de esta vida sino de otras por ahí.
Desarrollé un mecanismo de defensa que sabe reflejar muy bien un estado de “fuerza” y de “control” pero que simplemente es el resultado de la incapacidad de haber sido vulnerable y al mismo tiempo protegido y sostenido en la infancia, entonces la mejor alternativa es decirme a mí mismo “yo puedo con todo y no necesito a nadie ni a nada, motherfuckers” y esto….no pudo estar más alejado al sentimiento de amarme.
Vivía en un estado de lucha interminable, luchando en contra de todo, en contra de todos, con una necesidad y voracidad gigante en poder demostrarles a todos cómo era yo de fuerte y cómo no necesitaba a nadie en mi vida. Hay algo de cierto en todo esto eh? Porque sí me he dado cuenta de lo tengo todo para hacer lo que quiera y que evidentemente sí me puedo valer de mí misma, pero más lo he sentido en mi médula desde que lo hago con amor.
Hubo incapacidad por parte de mi familia de amarme, de aceptarme y valorarme por quién yo soy realmente y esa misma incapacidad la heredé y la integré en mí tanto así que el efecto dominó fue hacer normal y habitual desvalorarme y noamarme. Esto se mezcló con muchas adicciones como el apego a buscar validación por personas incapaces de reconocerse y por ende reconocer a otras, el apego a buscar amor en hombres que no me querían (porque yo aprendí de niño que ese era la forma de amor que merecía: la indiferencia de los hombres y el juicio crítico de las mujeres), la creencia de salvar a otras personas haciéndoles ver su luz que se traduce muy claro hoy para mí en regalar mi luz hacia otros para no hacerme responsable de mí misma vida.
….pero esta incapacidad y sobretodo frustración de falta de amor que sentía la usé de herramienta para emprender mi camino espiritual de amarme. Fue el motor que activó en mí la necesidad de buscarme y de sanarme. Hoy agradezco infinitamente a mi creadora por gestarme en mi familia, en mi país, en mi cultura, en mis huesos y en mi piel. Porque a medida que este viaje se va alineando cada vez más con mi propósito y mi corazón, todo tiene sentido y todo tiene un valor divino y lo que siento hoy es una gratitud enorme frente a todos los retos y frente a todas las personas que me hicieron sentir muy mal en el pasado. Las heridas de todas maneras las cura el tiempo y todo el amor que cada vez intenciono en mí. El ho’oponopono que practico hacia mí, hacia cada parte de mí y hacia todos los que me han rodeado. Porque curiosamente (y sobre todo gracias a la creación de mis padres interiores/ o como llaman reparenting ) nunca se trató de los otros, de la ausencia de papá, del juicio de mamá, de las burlas de la familia, de cómo me trataban bla bla bla todo era mi inconsciente y el cómo creía yo que debía tratarme, hablarme y relacionarme conmigo, ERAN MIS CREENCIAS manifestándose en los demás, nunca se trató de que fueran todos unos assholes.
…pero sí hay assholes en esta vida, ok? Pero por eso me declaré culpable al comienzo (Responsable) porque yo permití la llegada y el maltrato hacia mi mismo.
También por ese abandono, me he abandonado. Me he dejado llevar por los sueños de otros, por las necesidades de otros, por los deseos de otros y así dejándome a mí en el último lugar con tal de sostener en mí muy profunda y angustiadamente la necesidad de reconocimiento y de cariño. Comprando/vendiendo amor. Y de nuevo, no hay juicios, no me malinterpreten, son estrategias. Esta estrategia para mí se siente como un hoyo negro en el que el vacío no se siente con serenidad y paz, sino como un infierno.
La indiferencia me llenó de mucho odio hacia el mundo, de mucha frustración y terminó en hacerme sentir agresión y odio hacia mi mismo. Me hice mucho daño psicológicamente al pensar tantas cosas tóxicas para mí, al tomar los juicios de los demás para mí, al no cuidar mi salud mental. Me hice mucho daño al no cuidar mi cuerpo, mi alimentación (este tema me da para otro texto, puesto que el capítulo del veganismo es, en mi caso, otra muestra del entregarme demasiado hacia algo externo y no hacia mi devoción interna). Me hice mucho daño al no hablar mi verdad, por miedo. La falta de un apoyo emocional de infante sostuve en mí la idea de que lo mejor era siempre darle la razón a los demás y morir callada (Wtf?).
Hoy por hoy creo profundamente en el foco y en la atención y cuidado de nuestra niña interior. Porque es la cura desde la raíz de nuestro árbol de amor y desde ahí el efecto dominó hace que cada parte de nuestra vida y de la parte de la vida que tocamos en el universo sea bailada con amor y con mucha compasión. Me he liberado mí misma al llenar de amor a mi niño y así con ese perdón he suavizado mis relaciones con los seres que más me han dolido y por otro lado atraído relaciones nuevas ya sanas y sobretodo nuevas para una nueva cocreación. Y al sanar a nuestra niña interior también nos permitimos volar, soñar y revivirnos de nuevo.
Se que ha sido un proceso doloroso, incluso tomándolo con la mejor actitud y reescribir mi historia desde allí, incluso trayendo magia a mi mundo e incluso generando los milagros que la vida me regala, aun duelen algunas cosillas pero mientras más me regalo amor desde mi fuente más ese dolor se convierte en gratitud y hasta en sonrisas hacia el loco y frito universo.
Yo declaro que de ahora en adelante el sufrimiento no será la maestría, porque ya estado y viniendo de allí he aprendido que el sufrimiento genera sufrimiento y a veces un loophole de aprendizajes, mientras que el amor y la disciplina en el amor genera transformación, vida y liberación. Y me declaro responsable, responsable de vivir en gratitud, de perdonarme y perdonar a otros, de generar magia en mi vida, de gozármela profúndamente y de amarme por encima de todo. Yo declaro que mi felicidad es la felicidad del planeta. Sobretodo porque para eso hacemos todo este proceso, para escribir un nuevo capítulo de nuestra vida que esté basado en nuestra verdad auténtica , nuestra comunicación y materialización real de nuestra esencia.
Me permite ser vulnerable y transparente frente a mis dolores y mis caminos emocionales y espirituales porque al compartirlos, comparto también una historia de magia, abro ventanas de esperanza para tod@s aquell@s niñ@s que necesiten un empujoncito.
Gracias por leer.