Compasión
Hoy escuchando a kryon hablar sobre la separación como causa fundamental de guerras y miedo en el mundo, me he preguntado ¿qué tan compasivo soy, he sido, conmigo y con el mundo?
Creo que la compasión es un poder mágico que tenemos los seres humanos a usar en el momento en el que más vulnerables nos sentimos o cuando estamos en frente de una realidad, discurso, persona, que va “en contra” de nuestras creencias y de nuestra verdad.
La forma en que hemos construido humanidad y nuestra propia verdad ha sido a través de la disociación. “Tú estás mal y yo estoy bien y por ende mereces castigo, soledad, pena, etc”. Las raíces de esta aproximación de seguro debe tener algún elemento exacerbado del ego que llevó a que fuese más importante tener la razón y estar aferrados a nuestro sistema de creencias que realmente construir una realidad con el otro.
La unidad como sistema de vida ha estado ahí para nosotros desde la creación del universo, pero supongo que tuvimos que aprender desde la separación, para construir identidad, para conocernos. Pero ¿quién nos dijo que era mutuamente excluyente todo eso con el permitir que otro completamente diferente pueda existir y pueda además existir con nosotros?
Puede que la separación sea no más que un resultado de un mecanismo de defensa para sobrevivir, basada en el miedo y en creencias de carencia.
Pero bueno, todo eso está cayendo y todos estamos experimentándolo.
Desde muy chiquito también disocié y separé a todo aquel que fuese completamente diferente a mí y lo juzgué y lo “eliminé” por completo de mi vida. O cuando fui creciendo, especialmente con los hombres, si alguien no respondía a mis expectativas de cómo amarme o estar cerca a mí, mi mecanismo de defensa era construir esa barrera y exiliar a la persona de mi vida. No más “protegiendo” a mi niño interior del rechazo y de la posibilidad de ser vulnerable frente al mundo.
Evidentemente no estoy para nada orgulloso de las veces que excluí de mi vida a personas fantásticas, es más, hoy en día aun me sigue costando alguna que otra lágrima y un sin sabor en el alma.
Es aquí donde he encontrado el verdadero poder de la compasión, que sin duda comienza por mí y que a medida del tiempo se va cultivando día a día, con la intención y con la construcción de hábitos basados en el amor propio. He experimentado que la vulnerabilidad tiene el fantástico poder hacernos evolucionar y llenarnos de mucho amor y de mucha luz.
Y bueno tampoco se trata de juzgarnos por haber actuado de manera “separatista” o con intención de separación. Creo que el primer paso es hacer consciencia de eso, luego es importante llenarnos de perdón para con nosotros. Hey, en ese momento no tenías las herramientas y realmente las cosas pasan así y duelen así porque hay mucho aprendizaje. Pero la vida te va mostrando la misma experiencia, hasta que te des cuenta.
Yo me dí cuenta que estaba manifestando relaciones con las mismas causas de “fracaso” o de cierre. Razón principal: mis expectativas + la falta propia de atender mis emociones y mis necesidades + creencia de que el otro viene a suplir y llenar esas necesidades. Obviamente todo esto lidera a un sistema tan poco sostenible que tarde o temprano caerá y estarás ahí contigo mirándote al espejo haciendo consciencia y por fin tomando la decisión de hacerte cargo de ti, de tu niño interior, de tu oscuridad y abrazarla con toda la luz y la magia que se te ha otorgado en esta vida.
Me he considerado una persona altamente compasiva en general, especialmente con la naturaleza y todos sus seres, pero (aquí comienza la disociación) tenía mis recelos con el ser humano. Sí, yo sé que los seres humanos (y sí también sé que soy humano) también forman parte de la naturaleza, pero por razones y memorias de vidas pasadas y mis propios mecanismos de defensa hicieron que sintiera aversión por el contacto y la relación con ell@s.
La gran maestría es la familia, pero esta tiene sus propias reglas y se tomaría otro post completamente dedicado a ella. Le siguen las amistades, que para mí son un gran regalo y elixir de la vida y de dónde yo he aprendido muchísimo. Las relaciones de pareja, hoy por hoy, después de varios totazos, me parecen fantásticas porque, en mi caso, son la manifestación de mi relación conmigo mismo.
He cachado que ese patrón de disociar al que estamos acostumbrados como humanidad (esa primera fase de generar guerra, barreras, etc) en mi caso las siento en mis relaciones.
Todos estamos, de alguna manera, bajo efecto pandemia y estamos revisando y modificando muchos elementos de nuestra vida.
Me parece fantástico de nuevo escuchar a Kryon hablar sobre “oneness” o la unidad. Porque creo que ese es el futuro de la humanidad, en poder coexistir con personas que tienen creencias completamente diferentes a nosotros pero que se usen por una causa mayor : la luz y el amor por el planeta, por la sociedad y por nuestro universo. La compasión ha comenzado en mí, desde observar mis inseguridades abrazar mi vulnerabilidad y atender mi corazón. Llenar mi fuente. No juzgarme, perdonarme por los errores que he cometido (por más duros que sean) y desde ahí tomar con determinación la decisión de cambiar y unificar. Unir cada parte de mí, desde mi gran conexión con la naturaleza, mi luz, mi amor por la música, mi oscuridad, mis retos, mis debilidades, todas todas en función de mi más alto bien, pero sin eliminar, sin mandar al calabozo o cortarle la cabeza a alguna parte de mí. Por ende y casi que en efecto dominó esto comienza a reflejarse en tus relaciones y en cómo te aproximas al entorno. En poder abrirte con vulnerabilidad a otros, aceptando con amor y gratitud lo que ofrezcan para tu vida, sintiéndote abundante y dándole valor a todo lo que llegue, respirando y no exigir nada de nadie y permitiendo que todos formen parte de tu vida desde esa intención, desde la intención de unirse por un bien común. Obviamente siempre habrá diferencias. Siempre. Pero esta vez las respirarás, no te engancharás, no crearás separación o guerra, sino que aceptarás con compasión que el otro no vino a hacerte daño, sólo es diferente y ya. EL PLANETA mismo necesita que nos unamos, ya conocimos nuestra peor versión de nosotros y nos hemos dado cuenta y vivido en carne propia que no nos hace bien y que no nos hace más felices tener la razón, nos hace más felices amarnos y compartir y crear desde ahí.